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David Barber, Negishi-Ryu

Dokkodo Magazine

Interview with David Barber

Published in Spain, 2015

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No es fácil desarrollar una entrevista relativa a un Koryū. La labor del periodista es intentar sacar a la luz la máxima información posible. Pero el deber (centenario) del Shihan de un Koryūbujutsu es reservar los conocimientos relativos a su Escuela para los adeptos a la misma. La “solución” para cualquiera que quiera saber es más “sencilla” de lo que parece. Debe viajar los kilómetros que hagan falta, solicitar ingresar en el Koryū, ser aceptado y practicar con ahínco siguiendo las directrices del Shihan o el Sōke. No hay otra manera. Es difícil, por tanto, que exista el afán legítimo por desvelar todo (un argumento a favor salta a la vista, el celo puesto en la preservación de los conocimientos de muchas Escuelas clásicas de Bujutsu derivaron en su desaparición). Por otro lado, el preservar los secretos de las antiguas Escuelas de Artes Militares son duros de compaginar con la investigación divulgadora (la defensa familiar de los conocimientos de las ryū-ha propiciaron también su preservación debido al celo de sus herederos por protegerlas y transmitirlas de una forma adecuada). David Kawazu-Barber Sensei se nos muestra en estas páginas como un intenso buscador de la “verdad marcial” (si ésta existe) y, a nuestro juicio, parece haberla encontrado en la Historia y en la Cultura de las Artes que practica. Agradecemos encarecidamente desde Dokkōdō la entrevista que nos ha concedido. Kawazu-Barber Sensei muestra una gran generosidad al explicar algunos pormenores de los Koryū-bujutsu que enseña y domina a la vez que respeta el rigor y la confidencialidad propias de su Escuela. Para el interesado en las artes militares japonesas previas a la era Meiji y los interesados en el Shurikenjutsu o en las Artes Marciales en general, recomendamos leer despacio la entrevista. Kawazu-Barber Sensei no defrauda. Palabra.

¿Puede hablarnos un poco de usted?


Nací en Sydney, Australia, pero he pasado gran parte de mi vida adulta viviendo el Nordeste de Asia. En los últimos 20 años he vivido en Japón. Soy practicante y profesor de algunas escuelas tradicionales (koryū) tales como la Yagyū Shingan-ryū (fundada hacia 1600), Yagyū Shinkage-ryū (c. 1568), Yamamoto-ryū (c. 1550) y la Negishi-ryū (c.1850). En 2010, fundé el Kobudo Renbukan Dojo, situado en Kamakura, la antigua capital de Japón.

¿Cómo se inició en la práctica de las Artes Marciales?


Como mucha gente de mi época, crecí viendo películas de Bruce Lee y Jacky Chan. Tal vez, aquello fue una primera influencia, supongo. Comencé mi entrenamiento formal de Artes Marciales a los 15 años, en el Chinatown de Sydney. En aquella época no había buenos clubs en la zona. Eran muy comerciales, orientados hacia el deporte y la competición, como el Karate y el Judo, y yo estaba buscando algo rico en tradición y cultura. Tras buscar en algunas revistas durante un tiempo, me encontré un anuncio en el Chinatown. Así que me subí a un tren y me aventuré dentro del corazón de Sydney, a unos 70 minutos de distancia de donde yo vivía. La escuela estaba situada en un discreto callejón poco visible, en ella, una estrecha escalera me hacía subir a una habitación poco iluminada, repleta de armas tradicionales, cabezas de león ceremoniales e incensarios encendidos y colocados en un gran muro adosado a la pared en forma de altar. Los alumnos eran predominantemente chinos y la clase se daba en dialecto cantonés. Durante la primera lección, me hicieron adoptar la posición de caballo con un bastón de madera en equilibrio sobre mis muslos. Mis piernas se volvieron pronto como gelatina por lo que terminé cayéndome al suelo. En definitiva, me inicié entrenando en Choy Lee Fut Kung Fu y Danza del León. Esta experiencia finalmente me llevó a la China Continental, donde me inscribí como estudiante universitario.

¿Cuándo comenzó su estudio en un Koryu?  ¿Por qué tomó esa elección?

 

Después de establecerme en Japón, comencé a buscar un arte marcial que fuera genuinamente japonés. Algo que encarnara el corazón y el alma de la cultura marcial japonesa. Una vez más, había un montón de clubes de enseñanza, de artes deportivas orientadas a la competención, pero que realmente no me atraían. Me encontré con una escuela con el nombre de Yagyū Shingan-ryū (Escuela del Ojo Interior), y que se impartían en el patio trasero de la casa de Mutō Masao en la ciudad de Zushi. Mutō Masao era el décimo maestro heredero de esa tradición. A primera vista, el estilo parecía mucho menos florido de lo que yo estaba acostumbrado. En realidad, me refiero a que las técnicas eran relativamente cortas, simples y directas. A diferencia de un kata individual y que eran comunes en las artes marciales chinas, la mayoría de los katas de Yagyū Shingan-ryū requieren un compañero de entrenamiento. Además, la escuela enseñaba la rama Ōtsubo de la Yagyū Shinkage-ryū, que era el estilo oficial de esgrima de los shogunes Tokugawa. 

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